En medio del característico frío que a diario envuelve al Comando Aéreo de Transporte Militar, CATAM, en Bogotá, y el flujo de su personal que en un constante accionar cumple la misión, hace presencia un uniforme atípico, portado por un grupo de mujeres, quienes llaman la atención y marcan un estilo e identidad, son las Tripulantes de Cabina de Pasajeros, TCP, de la Fuerza Aeroespacial Colombiana.
Como es característico en el ámbito del vuelo, el paso elegante y distinguido de las Tripulantes de Cabina denota profesionalismo, diligencia, practicidad e imagen; el azul del uniforme y cada prenda se potencia al emular el tono del espacio aéreo que surcan las aeronaves de la Fuerza, sin dejar de lado el overol de vuelo como una variante del atuendo. Sin duda, estas mujeres se abren paso como protagonistas indiscutibles de CATAM, la Unidad Aérea que transporta esperanza a los colombianos.
«…No adorna el vestido al pecho, sino el pecho adorna al vestido…», una de las frases emblemáticas de la Oración a la Milicia que estremece a quien tiene el honor de portar un uniforme militar y servir a la Patria; por tanto, cuando ese traje se adorna de gracia, distinción y vocación de servicio como lo lucen las TCP, hace que su sentido alcance niveles inimaginables y se consolide como una capacidad distintiva de la Fuerza Aeroespacial Colombiana.
HISTORIA DE LOS TRIPULANTES DE CABINA DE PASAJEROS
El inicio de esta profesión se remonta a 1912 en Alemania, cuando un joven de 23 años llamado Heinrich Kubis, quien se desempeñaba como mayordomo, logró el cargo de Asistente Aéreo a bordo de un Zeppelin. Su objetivo era propender por la comodidad de los pasajeros brindándoles un mejor servicio; sin embargo, tras el incendio a gran escala de una aeronave de estas, el joven logró salvarse y salvar a varias personas a bordo, escribiendo de esta manera, indirectamente, la razón de ser de los Tripulantes de Cabina de Pasajeros.
Posteriormente, se evidenció la necesidad de contar con personal que tuviera un entrenamiento especial para desempeñar funciones de atención a pasajeros y apoyar actividades propias del vuelo, tales como, registro de viajeros, organización de equipajes e incluso, intervenir a pasajeros que mostraran nerviosismo. Ellos fueron denominados “Cabin Boys”, cuya acepción implicaba una ocupación exclusiva de hombres.