CCOES, La Punta de Lanza

Luego de largos meses de un arduo trabajo de inteligencia, un puñado de comandos desafiaron una vez más lo imposible. Su capacidad diferencial les permitió infiltrarse en el corazón del peligro y ubicar al principal cabecilla y la estructura de uno de los Grupos Armados Organizados, GAO, que ha impuesto desolación y muerte en zonas vulnerables del país. 

Los comandos, los mejores hombres de las Fuerzas Militares de Colombia que componen el Comando Conjunto de Operaciones Especiales, CCOES, saben que sin valor no hay gloria y que sin sigilo morirán frente a una amenaza letal y hostil. Se camuflan y confunden en la selva, distinguen cual planta es venenosa o no para sobrevivir; interpretan cada rastro o huella para orientar su avance y mantener la sorpresa. No les preocupa las largas jornadas bajo las inclemencias del clima y la incertidumbre, son expertos en ello; arriesgan su vida para llegar donde nadie podría hacerlo y combatir como la estirpe de los mejores guerreros.

Por fin llegó el día esperado. En su corazón está Colombia y en sus cabezas está la sabiduría táctica para esa operación especial. El cabecilla principal y 40 terroristas más han sido ubicados. Uno de ellos se aproxima a cinco metros de la posición de un comando, el comando invisible mantiene la calma con el dedo en el disparador de su fusil, el terrorista revisa y regresa tranquilo al campamento, no vio ni escuchó nada extraño.

Todo el plan era seguido en detalle por la cadena de mando del CCOES. Las pantallas de sus centros de operaciones mostraban en tiempo real, lo que estaba sucediendo a 500 kilómetros. Las acciones en el objetivo inician, los comandos afectan al cabecilla, pero se encuentran bajo una lluvia de fuego de ametralladora y lanzamiento de balones explosivos de los terroristas. Aunque ya no hay sorpresa, hay que mantener la iniciativa.

 Cada segundo parece eterno, en el feroz combate, ellos saben que en la milicia no hay espacio para los cobardes. Su ahínco se vigoriza cuando las fuerzas de apoyo descienden rápidamente de helicópteros del Ejército escoltados por aeronaves de la Fuerza Aérea. Otro grupo de comandos de las Fuerzas Especiales de Infantería de Marina emergen de las turbias aguas del río cerca al campamento y bloquean la huida de los criminales que se escudan en una ideología para traficar drogas y muerte.

La húmeda selva se fusiona con el olor a pólvora. Uno de los comandos informa ¡Herido, herido, herido! El enfermero acude e intenta detenerle la hemorragia, uno de los criminales del GAO que parecía haber muerto, dispara hiriendo levemente al enfermero. Es controlada la situación y desarman al combatiente ilegal moribundo a la vez que le intentan salvar la vida. Una ambigüedad para algunos, una realidad para los hombres de las Fuerzas Especiales. Los heridos son evacuados y atendidos por comandos de operaciones especiales aéreas a bordo de un helicóptero Ángel de la Fuerza Aérea, procedimientos a la luz del Derecho Internacional Humanitario.

Por: Mayor Heiny F. Pérez Rueda

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